lunes, 19 de noviembre de 2012

LA CONCIENCIA Y LA DERIVACION EN EL MUNDO DE LA VIDA



REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES“RÓMULO GALLEGOS”
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
PUERTO ORDAZ











LA CONCIENCIA Y SU DERIVACIÓN
EN EL MUNDO DE LA VIDA




  Participantes:
 Faria Marta   C.I.    8953127
 Hernández Yulitza C.I.  12892213
 La Verde Amarelis C.I. 10394022 
 Lugo Blanca C.I.    5778473
                                                                                     
                                                                                                                                                                                                                                                                                                            




Ciudad Guayana, noviembre   de 2.012


    
     La conciencia es el conocimiento que tenemos de nosotros mismos y del mundo exterior, es el rasgo distintivo de la vida mental, lo que nos permite darnos cuenta de lo que ocurre y permanecer alerta ante la realidad. Es el resultado de la acción simultánea de una amplia serie de fenómenos psíquicos. Se basa en una facultad de percepción que extrae directamente información del mundo exterior a través de los sentidos, e indirectamente a través de los recuerdos almacenados en la memoria.
    Cuando los elementos que componen la conciencia funcionan de modo adecuado, el individuo tiene una percepción y una valoración nítidas de sí mismo, de los demás y de las cosas que le rodean: dicho de otra forma, su conciencia está lúcida. Lucidez y claridad son sinónimos que se utilizan en psiquiatría para definir la situación normal de la conciencia. El mundo de la vida es aquel en el que lo esencial no viene dado por las relaciones exterior-causales que se dan entre los objetos, sino por la significatividad humana que conforma nuestro primer y primordial contacto con la realidad. Es decir, el mundo de la vida es el mundo del significado, del sentido, aquello que constituye propiamente nuestro cosmos y nos es dado, en primera instancia, como un regalo por nuestros antepasados.
    El mundo de la vida ha sido descuidado, pisoteado, reducido a su mínima expresión por el positivismo científico, porque al cosificar al hombre, entonces ya no importa cómo ser ni lo que sea ni lleve por dentro, es decir, su subjetividad; sino que importa más como un objeto, un ser inerte que está para que se haga con él lo que se quiera, o sea, para dominarlo y manipularlo.
    Estas consideraciones nos llevan a establecer como la conciencia puede ser simplemente vivida, puede ser logificada o puede ser estrictamente asumida; es decir, como el último de los niveles en los cuales el sujeto puede encontrar la conciencia en cuanto autoconciencia, implica una ética, entendiendo que esta es, prácticamente, la forma superior de comprensión del ser humano en el mundo, pues el sujeto está preocupado primeramente de las objetividades del mundo y de él como objetividad en el mundo; posteriormente llega a hacerse preguntas de orden lógico-epistemológicas, cuando trata de ver como el mundo se le da en el conocimiento; solo un tercer giro, del pensamiento o e su proceso de desarrollo de la comprensión del mundo, aparece la necesidad de preguntarse por la relación de él, como sujeto del mundo, en medio de una comunidad de sujetos con los cuales está construyendo una historia, con sentido de la vida.
    En los procesos de interpretación participa la conciencia intencional y se activa el propio pensamiento, es decir, cuando procedemos a conocer ese mundo nuestra conciencia se dirige a él y construye una representación del mundo, para lo cual es indispensable la intervención de nuestro pensamiento y la recurrencia a nuestro acervo de conocimiento. Por su parte, las interpretaciones y el propio conocimiento del mundo natural vienen a comprometer un cúmulo de conocimientos, de experiencias y de vivencias que históricamente han vivido los actores que hoy ya no están con nosotros. Todas esas experiencias han sido comunicadas por nuestros antepasados.
    Cada transmisión del conocimiento es portadora de procesos que integran situaciones que, a su vez, también han sido integradas por Otros. Nosotros mismos realizamos, permanentemente, integraciones de vivencias ocurridas en situaciones y en momentos diferentes. Sin embargo, estas vivencias, por independientemente que hayan ocurrido las unas de las otras en la vida cotidiana, todas han sido integradas y articuladas; o sea, a las vivencias les hemos dado una coherencia y una unidad que comprometen la participación de nuestro pensamiento. Las vivencias pueden ser transmitidas a nuestros semejantes actuales y, también, a quienes conformarán las generaciones venideras.

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